domingo, 26 de agosto de 2012

Suspiros



Atardecer
El sol calló. Y luego cayó: un melocotón más al suelo. "No importa -dijo el hombre-, ya vendrán tiempos mejores." Y se fueron.

Lluvia
Era frágil e inocente, nacida en la tempestad. Yo la quería. Cayó entre mis brazos, aderezada por sus hermanas. Murió. Llovía.

Amantes s.XXI
Ella, él. Teruel, 1420. Guerra, amor. Pasión, sexo; locura, un beso. Revuelta, alboroto. Prohibición. Muerte, dolor. Leyenda. Recuerdo.

Sueño
Y la noche cayó, la luna se escondió, y empezó a oscurecer… Las estrellas, en el cielo, bailaban al compás del viento; y las lunas pequeñas, bien vestidas y arregladas, corrían y bailaban en la fiesta del sol.

lunes, 20 de agosto de 2012

Que nos quiten lo bailao

"Y más allá de eso, que nos quiten lo bailao"


A veces lo bueno dura poco, y otras dura lo que tiene que durar.

No se trata de exprimir los momentos, ni de pensar que algo va mal sólo porque no sale como lo habíamos planeado. Las cosas pasan, sin más. Se trata de vivir cada momento como si fuera a ser el último, de manera plena y auténtica, disfrutándolo como el momento que es. No pensando en el futuro y lo que nos pueda traer, ni pensando en el pasado y lo que nos dejó. No. Vivamos el presente y aprovechemos lo que tenemos, aunque no cumplan nuestras expectativas. Si ocurre así, será por algo. Veámoslo de manera positiva. Es nuestro y es para nosotros, así que de nosotros depende verlo de aquella o de esta otra manera.

Y no, no hablo de destino: cada uno se forja el suyo; a mí que no me vengan con nada escrito.

A lo hecho, pecho. Y más allá de eso, que nos quiten lo bailao.


P.D.: Me gustaría decirte lo que siento. Sí me atrevo, pero no quiero perder lo que hay. Una amistad vale mucho, y hay que valorar lo que tenemos. Valorar y pensar si arriesgarse para tener más, o arriesgarse para tener menos. En cualquier caso, no dejaría indiferente. Siempre hay cambios. Y aunque me gustaría arriesgarme, sé que no debo; porque más allá de mí misma, hay cosas que me lo impiden. Ojalá no tuviera esas ataduras. No obstante, las tengo. Y es ahí cuando te das cuenta de que la razón, a veces, triunfa sobre el corazón... y que ya no nos andamos con nuestros juegos de niños, que la vida sigue, y tú estás montado plenamente en ella, con deberes, obligaciones y juegos de adultos. Desearía que tú sintieras lo mismo... Así que llámame cobarde, pero una amistad vale mucho.

lunes, 13 de agosto de 2012

Ella, él y su rosa

"Me has traído el timón de tu corazón, para navegar por el mundo de los sueños, rescatar los más bellos y traerlos a la realidad"


Ella, él.

- ¿Qué me has traído?
- ¿Y tú, qué me has traído?

Ella mira su regazo, sonrojada. Él ríe. Saca de su lado una flor muy hermosa.

- Oh. ¡Vaya flor más hermosa!
- No, hermosa eres tú. Esto es una rosa.
- ¿Una rosa?
- Una rosa.
- ¿Y es rosa?

Él niega con la cabeza y continúa.

- Es del color del arcoiris. Del color de los sueños, del color de las sonrisas, y del color de los corazones. De esos que guardas aquí.

Y con el dedo índice señala su pecho, donde su corazón. Ella, muy sorprendida.

- ¿Y puedo tocarla?
- Debes tener cuidado: pincha.
- Oh.

Él se la entrega, ella la sujeta con sus manitas por la parte de los pétalos. Admiración, sorpresa, encanto, emoción. Cariño, ternura. Fascinación. La rosa, cálida.

- Es hermosa.
- No, hermosa eres tú. Esto es una rosa.
- Pero también es hermosa.

Él asiente. Ella, ahora curiosa: delicadas espinitas en el tallo de su flor. Baja un dedito y con la yema toca una de ellas. Se pincha. Exclamación. Más sorpresa. La rosa, fría.

- Me ha mordido.
- La rosa, pincha.
- Pero es hermosa. ¿Cómo algo tan hermoso puede sangrar?

Consternación, ambos. Cavilación. La rosa, triste; carmín en la espina.

- Es hermosa, pero tiene miedo. Se protege. Muestra su esplendor, su belleza, pero tiene espinas.
- Pero también tiene corazón. Está llorando, no quería hacerte daño. Mira.

Ella mira. La rosa llora. Él coge su dedo y le da un beso en la yema. Ella sonríe.

- No querías hacerme daño, Rosa. Yo no te conocía todavía. Lo siento.
- Ella también lo siente.
- Ahora ya nos conocemos. Te perdono, Rosa. Podemos ser amigas.

Expectación. La rosa, cálida. Ella sonríe.

- Ahora somos amigas. Podemos conocernos.
- Podéis conoceros.
- Así no nos haremos daño. Yo te cuidaré. Y tú me protegerás.

Él asiente. Satisfación.

- Aún no te había contado mi regalo.
- Me lo has contado en tu mirada.
- ¿Y lo has oído todo?

Él asiente. Y sigue.

- Me has traído el timón de tu corazón, para navegar por el mundo de los sueños, rescatar los más bellos y traerlos a la realidad.

Él emoción, ella cautela.

- ¿Y ha funcionado?
- Ha funcionado.
- Uff. Por un momento temía que te hubieras quedado dentro.

Sonrojo. Él sigue.

- Siempre estoy aquí. Y tú, siempre estás aquí. Los dos estamos, y no estamos. Siempre. Somos tú, y somos yo.

Asentimiento, los dos. Ella, él y su sonrisa. Y la rosa flota, sube, se evapora, explosiona, se expande, llueve, luce, ríe, baila... Fuegos artificiales. Brillos, destellos, risas. Implosión.

Ella, él y su rosa. Los dos. Y con eso, basta.

jueves, 9 de agosto de 2012

Emoción olímpica

"Una sonrisa no tiene colores"


Caerte. Levantarte. Otro intento, una vez más. Correcto, así mejor. No. Corrígelo. Eso es. Un fallo, eso no es pasable. Venga, levántate. Y anda. Adelante, continúa.

Un sueño. Una ilusión.

Duro trabajo, el camino es difícil. Horas y horas, seguro. Pero bueno, como en todo.

Recompensa gratificante, quizá no para tu bolsillo, pero sí para tu corazón. Lágrimas en los ojos, emoción olímpica.... es tu sueño, tu ilusión. Emoción inaudita, ensordecedora, que llena sonrisas y corazones.

No importan las naciones, no importan las banderas. Una sonrisa no tiene colores. Es tu sueño, tu ilusión. Olvida el resto: vívelo.

Y para todo lo demás... ya habrá otro momento.

Es la emoción olímpica, llegada de todos los rincones. Porque una sonrisa no tiene colores.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Hay una cosa que te quiero decir (I)

Caminaba rauda por la calzada, aderezada por la lluvia. No era un taconeo cualquiera, era su taconeo. Toc, toc, toc. No dejaba indiferente a nadie. Se coló por un callejón, alejándose así de la calle principal, escapando de la multitud.

Al otro lado, un único automóvil parado. Negro, elegante, ostentoso, pero no lo suficiente como para llamar la atención. Montó en él por la puerta del copiloto.

- Nos siguen.

Su sentencia fue natural, grácil, tranquila, con un toque de diversión. Su interlocutor lanzó una media sonrisa.

- Como si no lo supiera ya.

Y ambos cruzaron la mirada -hasta entonces no lo habían hecho-, para soltar una risa tranquila, medida, no más allá de lo necesario.

- Te he echado de menos -empezó ella.
- Me alegro de que estés bien -concedió él.
- Gracias -acompañado de una inclinación de cabeza.
- Pero hay trabajo que hacer -finalizó.

Ambos asintieron, y el vehículo se puso en marcha.

Eran las 19.44 de un día premeditado, y el único sonido que acompañaba el suave ronroneo del vehículo era el ir y venir del parabrisas borrando las lágrimas que caían sobre el cristal. Pronto saldría el sol... o la tormenta.

domingo, 5 de agosto de 2012

So call me maybe


"And this is crazy, but here's my number, so call me, maybe?"


No siempre el tiempo pasa de la misma manera. A veces da la sensación de ir rápido, otras de ir lento.

Así sucede con las sensaciones. Da la sensación de, o tengo la sensación de que... Es una ligera sensación, pero me parece a mí... Yo diría que tal vez. Tal vez sí, o tal vez no.

Sí, o no. No, o sí. No es tan difícil. Y lo que cuesta, no obstante. Saber o no saber, esa es la cuestión. ¿Hacerlo o no? Quién sabe. Y a quién le importa.

Who knows, who cares.

Y no obstante, ya se sabe: hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. No lo intentes.

Just do it.

Pero hoy brilla una luz en el horizonte. Y aunque no sepa de dónde viene, sé que brilla. Y ahí está su luz, fulgurante y segura. Brilla con libertad. Con cariño. Con alegría. Brilla.

Y no es una locura.

Es una luz de verdad. Y brilla. Brilla para mí. Y para ti. Brilla para nosotros.

jueves, 2 de agosto de 2012

Un melocotón más al suelo

"No importa, pronto se acercará el invierno."


El lobo aullaba y la luna corría. Los melocotones huían. No había nada previsto, era todo un cúmulo de casualidades. Ni sol, ni estrellas. No era de noche. No era de día. Era el azar de una nueva melancolía.

Si llovía, porque llovía. Pero no era de noche, ni era de día. El sol brillaba en lo alto, y no había nubes... pero dolía.

El sol calló. Y luego cayó. Un melocotón más al suelo.

- No importa -dijo el hombre-, pronto se acercará el invierno.