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"Me has traído el timón de tu corazón, para navegar por el mundo de
los sueños, rescatar los más bellos y traerlos a la realidad" |
Ella, él.
- ¿Qué me has traído?
- ¿Y tú, qué me has traído?
Ella mira su regazo, sonrojada. Él ríe. Saca de su lado una flor muy hermosa.
- Oh. ¡Vaya flor más hermosa!
- No, hermosa eres tú. Esto es una rosa.
- ¿Una rosa?
- Una rosa.
- ¿Y es rosa?
Él niega con la cabeza y continúa.
- Es del color del arcoiris. Del color de los sueños, del color de las sonrisas, y del color de los corazones. De esos que guardas aquí.
Y con el dedo índice señala su pecho, donde su corazón. Ella, muy sorprendida.
- ¿Y puedo tocarla?
- Debes tener cuidado: pincha.
- Oh.
Él se la entrega, ella la sujeta con sus manitas por la parte de los pétalos. Admiración, sorpresa, encanto, emoción. Cariño, ternura. Fascinación. La rosa, cálida.
- Es hermosa.
- No, hermosa eres tú. Esto es una rosa.
- Pero también es hermosa.
Él asiente. Ella, ahora curiosa: delicadas espinitas en el tallo de su flor. Baja un dedito y con la yema toca una de ellas. Se pincha. Exclamación. Más sorpresa. La rosa, fría.
- Me ha mordido.
- La rosa, pincha.
- Pero es hermosa. ¿Cómo algo tan hermoso puede sangrar?
Consternación, ambos. Cavilación. La rosa, triste; carmín en la espina.
- Es hermosa, pero tiene miedo. Se protege. Muestra su esplendor, su belleza, pero tiene espinas.
- Pero también tiene corazón. Está llorando, no quería hacerte daño. Mira.
Ella mira. La rosa llora. Él coge su dedo y le da un beso en la yema. Ella sonríe.
- No querías hacerme daño, Rosa. Yo no te conocía todavía. Lo siento.
- Ella también lo siente.
- Ahora ya nos conocemos. Te perdono, Rosa. Podemos ser amigas.
Expectación. La rosa, cálida. Ella sonríe.
- Ahora somos amigas. Podemos conocernos.
- Podéis conoceros.
- Así no nos haremos daño. Yo te cuidaré. Y tú me protegerás.
Él asiente. Satisfación.
- Aún no te había contado mi regalo.
- Me lo has contado en tu mirada.
- ¿Y lo has oído todo?
Él asiente. Y sigue.
- Me has traído el timón de tu corazón, para navegar por el mundo de los sueños, rescatar los más bellos y traerlos a la realidad.
Él emoción, ella cautela.
- ¿Y ha funcionado?
- Ha funcionado.
- Uff. Por un momento temía que te hubieras quedado dentro.
Sonrojo. Él sigue.
- Siempre estoy aquí. Y tú, siempre estás aquí. Los dos estamos, y no estamos. Siempre. Somos tú, y somos yo.
Asentimiento, los dos. Ella, él y su sonrisa. Y la rosa flota, sube, se evapora, explosiona, se expande, llueve, luce, ríe, baila... Fuegos artificiales. Brillos, destellos, risas. Implosión.
Ella, él y su rosa. Los dos. Y con eso, basta.